Ver bien es una maravilla. Los que vemos mal lo sabemos perfectamente. Y, cuando comienza la presbicia, todo es mucho peor, porque para ver de lejos me pongo mi gafa, ¡pero de cerca veo mal! Y, cuando quiero ver bien de cerca, me quito la gafa y entonces veo mal de lejos. Voy conduciendo y la carretera la veo bien, ¡pero veo mal el cuadro del coche! Y luego llego a la playa y no aguanto el sol… ¿Y delante del ordenador? No sé si ponerla, si quitarla, si acercarme o alejarme de la pantalla… ¡es todo un lío!
Una de las soluciones más habituales son las lentes progresivas.
Lo más probable es que lo primero en lo que pienses al escuchar lentes progresivas sea algo negativo: son difíciles de usar, marean, son caras… Quizás en una cena con amigos alguno contó que se acababa de hacer unas progresivas y lo está pasando fatal: casi se cae bajando las escaleras, le cuesta ver por los espejos en el coche, en el ordenador no encuentra una posición cómoda… Quizás tu cuñado te habrá contado que se compró unas progresivas baratísimas en una web que conoce él, unas de alta gama a precio de saldo (un poco sospechoso, pero podría ser, ¿no?) que tú nunca se las has visto puestas…
Y, por otro lado, en la óptica seguramente no paren de hablarte de ellas y de todos los beneficios que aportan: visión a todas las distancias, campos de visión grandes, fácil adaptación, etcétera.
Quizás te sorprenda, pero la gran mayoría de personas que usan progresivos se adaptan muy bien. De hecho, si lo piensas, seguro que conoces a muchísimas personas que llevan gafa todo el día, para cualquier situación… ¿será que llevan lentes progresivas y están contentos con ellas?
En el próximo post, empezaremos a hablar un poco sobre las famosas lentes progresivas. Hablaremos de algunos tecnicismos, pero sobre todo nos gustaría centrarnos en lo más importante: ¿de verdad un progresivo puede servirte a ti? ¿De verdad puede darte una buena visión en cualquier momento del día?
¡Nuestra experiencia nos dice con rotundidad que sí!
Y, para comenzar, te queremos contar el que consideramos que es el gran secreto, la clave, para que los progresivos funcionen bien y cumplan todo lo que prometen.
Así que, muy atentos. ¡En el próximo post, comenzamos!
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